Sobre la formación para el liderazgo auténtico
Por lo que hoy en día sabemos, el complejo y largo proceso evolutivo nos ha forjado como seres relacionales. Todo es relación, y todos estamos en relación. Nos relacionamos con nosotros mismos, con los demás seres humanos, con todo la naturaleza en el cosmos, y nos relacionamos con el gran impulso creador del universo.
A medida que evolucionamos en ese proceso, nos vamos moldeando de diferentes formas según los nichos ecológicos en que vamos existiendo o los nichos que vamos creando.
Por la calidad de sus resultados, el estado de relación del hombre con la naturaleza y con los demás hombres, nos llama hoy a hacer una profunda revisión sobre nuestra relación consigo mismos y de nuestra con la vida misma.
Esa revisión ya se está dando a manera de respuesta regenerativa (y adaptativa) de la especie misma, y presenciamos así la emergencia de nuevas formas de ser seres relacionales. Y, más aún, experimentamos la emergencia de nuevas formas de percibir y comprender la existencia misma. Un nuevo paradigma civilizatorio está en proceso de nacimiento, y un paso evolutivo de la consciencia se está dando, de una consciencia tercera dimensión a una consciencia de quinta dimensión.
Igual, y por esta razón, hoy en día sentimos la necesidad de revisar muchos roles que desempeñamos en este mundo, especialmente el muy delicado rol de ejercer liderazgo relacional allí en los lugares en lo que la vida nos ha ubicado.
Nuestra identidad y nuestra ubicación se están expandiendo y nos sentimos habitantes y ciudadanos del mundo, sintiendo una mayor responsabilidad por el bien común.
Por ello estamos revisando conscientemente cuál debe ser nuestro próximo paso evolutivo y entramos a una era de evolución consciente, en donde el papel de la dirigencia se convierte en auténtico servicio, centrado en facilitar el devenir evolutivo de la vida (y no el de entorpecer dicha evolución, como tristemente nos ocurrió en los tres últimos siglos).
Hoy en día comprendemos que ejercer liderazgo en nuestras relaciones con los demás requiere sustancialmente que ejerzamos primero un liderazgo de sí mismos (autoliderazgo). Este liderazgo consiste simplemente en conectar con nuestra realidad interior y poner nuestra personalidad al servicio de nuestro ser esencial, nuestra alma, en lo que denominamos con auténtico poder. En cultivar nuestro poder auténtico y ponerlo cocreativamente al servicio de los demás, es liderazgo auténtico. Este es el camino que ahora, como humanidad, estamos emprendiendo, en un largo camino de regreso a casa. En esta gesta, el papel del trabajo humano y el papel de las organizaciones en el concierto de la sociedad y la vida, empiezan a adquirir un nuevo significado; un significado que nos lo está revelando la vida misma. Todo lo que tenemos hacer es ser obedientes a ese llamado y deponer nuestros intereses egoicos.
Mauricio Cardona
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